Sintetizado por Viviana Taylor del artículo de Ana Ayuste González
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La educación de personas adultas precisa del desarrollo de un modelo teórico capaz de fundamentar su dimensión transformadora. La visión de la persona adulta que no ha participado en procesos de escolarización como alguien que no ha desarrollado suficientemente sus capacidades, produce un tipo de educación basado en las relaciones de poder y en la jerarquía del conocimiento.
La falta de confianza en las capacidades cognitivas de las personas se extiende, en muchas ocasiones, a la falta de consideración de sus cualidades para la participación social y democrática. Este hecho reduce las posibilidades de organizar democráticamente muchas prácticas sociales, entre ellas, la educativa.
Una perspectiva emancipadora de la educación de personas adultas ha de apoyarse necesariamente en las capacidades cognitivas y sociales del sujeto que aprende y actúa. Esta es una de las razones por las que la orientación comunicativa del proyecto de Habermas y la concepción dialógica del aprendizaje de Freire son los pilares fundamentales de esta tesis.
Desde diferentes áreas de conocimiento, ambos comparten su confianza en la persona para dirigir el curso de los acontecimientos sociales y su proyecto de vida personal.
La Teoría de la Acción Comunicativa de Habermas nos ayuda a superar todos aquellos planteamientos que han limitado su visión de la sociedad a la función y al poder de las instituciones o las estructuras sociales (funcionalismo, estructuralismo, postestructuralismo, etc.) Con el concepto de "situación ideal de habla" Habermas sitúa, por un lado, la comunicación en el centro de las relaciones sociales, institucionales y personales y, por otro, plantea qué requisitos básicos ha de cumplir una situación comunicativa para que se dé en condiciones democráticas y asegure, así, la intercambiabilidad universal de roles dialógicos: todas las personas han de contar con las mismas oportunidades para participar en aquellos procesos discursivos y de toma de decisiones que de alguna manera afectan a sus vidas, y han de poder desempeñar indistintamente, y en las mismas condiciones, los roles de emisor y receptor.
De este modo, Habermas responde a los ataques que las tendencias postmodernas han lanzado a los ideales ilustrados y a las perspectivas utópicas de la modernidad, sin necesidad de abandonar el proyecto moderno en torno de la radicalización de la democracia y de principios como los de igualdad, justicia o solidaridad.
La perspectiva liberadora de la educación de Freire nos ofrece la posibilidad de profundizar en algunos aspectos clave para el desarrollo de este modelo. Al haber situado la comunicación en el centro mismo del proceso educativo, el aprendizaje a través del diálogo se considera el eje vertebrador de aquellas prácticas educativas que aspiran a promover procesos de emancipación social y personal.
Las condiciones en las que ha de producirse el aprendizaje dialógico en Freire coinciden en unas ocasiones y se complementan en otras con las que Habermas plantea para una "situación ideal de habla". Así, Freire concibe la educación como un diálogo entre iguales en el que la persona descubre sus potencialidades y asume su papel en la sociedad como sujeto activo.
El aprendizaje dialógico no ha de entenderse de forma antagónica a otro tipo de aprendizajes. En ocasiones se ha presentado de forma dicotómica el aprendizaje dialógico y el instrumental, como si el primero aglutinara aquellos aspectos relacionados con el desarrollo de las habilidades sociales (participación, sentido crítico, etc.) y/o personales (autonomía, autoestima, relaciones interpersonales, etc.) y el segundo hiciera referencia básicamente a los aprendizajes de carácter académico o técnico (lecto-escritura, compresión matemática, conocimiento de las ciencias, etc.). Sin embargo, tanto desde la perspectiva comunicativa de Habermas como desde la dialógica de Freire, esta dicotomía no se sostiene. La racionalidad o el aprendizaje instrumental no deben desvincularse de la racionalidad o el aprendizaje comunicativo, si pretendemos promover prácticas sociales y educativas basadas en el conocimiento de la realidad, en el entendimiento mutuo y en la transformación social.
Por otra parte, un planteamiento educativo emancipatorio, comprometido con el momento sociohistórico en el que se desenvuelve, se ha de hacer eco de aquellas aportaciones teóricas que nos ayudan a comprender y a analizar la realidad social con el mayor número de elementos. Nos encontramos ante una situación de profunda transformación, en la que los cambios introducen nuevas necesidades y aportan posibilidades inéditas de incidencia en el terreno de la acción social y, por ende, de la acción educativa. (Nota de la autora del blog: si quiere profundizar sobre este tema, le sugiero leer "Una mirada sobre nuestra sociedad en el mundo actual", entrada de noviembre de 2007, en www.educacionestrategica.blogspot.com).
El análisis y la reflexión en torno de los aspectos anteriores nos ayudan a plantear un modelo de educación de personas adultas que se inscribe en una perspectiva crítica de la educación, y pretende contribuir al proceso de radicalización de la democracia. Al situar la comunicación y el aprendizaje dialógico en el centro de este modelo, hemos acordado en denominarlo Modelo Comunicativo de Educación de Personas Adultas. Este modelo se basa en la confianza en las personas como sujetos capaces de aprendizaje y de acción, superando los planteamientos de las teorías del déficit en relación a la evolución de los procesos cognitivos de la adultez y las concepciones elitistas de la democracia, que han obstaculizado la participación de determinados sectores sociales al considerarlos carentes de la preparación necesaria.
Algunas de las características más significativas del modelo:
- la naturaleza dialógica del aprendizaje,
- las bases de un nuevo concepto de inteligencia cultural y de habilidades comunicativas,
- el análisis de las interacciones que motivan o inhiben procesos de aprendizaje y participación,
- un planteamiento de organización y gestión democrática que gira alrededor de la realización de una comunidad comunicativa de aprendizaje,
- el papel de los educadores y educadoras críticas,
- la función social de un movimiento de educación de personas adultas en torno al concepto de poder comunicativo.